20 de mayo de 2017

El enfoque humanitario



A menudo se alega que necesitamos un puente entre el veganismo y la gente, porque el veganismo resulta demasiado "radical" para la mayoría.

Para establecer este puente se apela a diversas entidades: el vegetarianismo, el bienestarismo, la salud personal, la preocupación por el medio ambiente, el reducetarianismo, las campañas monotemáticas.

Pero ocurre que esos enfoques padecen de graves defectos morales y prácticos.

El hecho de que necesitáramos un puente para conectar a la gente con el veganismo no equivale a que cualquier cosa valga de puente. Si no cumple con un criterio moral mínimo, entonces no vale. Y, además, si no conduce necesariamente a poner en práctica el veganismo tampoco vale.

Esto significa que ninguna de las entidades mencionadas anteriormente puede valer, porque ninguna de ellas respeta un criterio moral por sí misma ni conduce a la práctica del veganismo. 


En el blog he tratado sobre los errores implícitos en esos enfoques y para quien desee una explicación más extensa al respecto pondré unos enlaces al final de este artículo, pero antes permítanme que continúe con mi argumentación.

¿Habría alguna opción viable para crear un puente? Sí, la hay. Ese puente es el enfoque humanitario. Este enfoque fue propuesto por el profesor Gary L. Francione, en obras como «Introducción a los Derechos Animales» y «Come Con Conciencia».

Hay un principio humanitario —el principio de trato humanitario de los animales— que dice no debemos infligir daño, sufrimiento o muerte a los animales cuando no hubiera una necesidad suficiente que lo justificara. Este principio forma parte de la moral convencional en nuestra sociedad que prácticamente todo el mundo comprende de forma intuitiva.

Ocurre que si aplicamos ese principio de forma coherente nos conduce a la práctica del veganismo, porque todos los usos de animales son dañinos para ellos y porque actualmente casi todos los usos de animales son innecesarios. Esto es, podemos sustituirlos  o eliminarolos sin que perjudique a nuestra supervivencia y calidad de vida. 

He dicho casi porque podría haber alguna excepción, por ejemplo, en la investigación médica. Pero incluso en este ámbito se puede alegar que ya existen métodos sustitutivos que sólo necesitan de más financiación y desarrollo para estar plenamente operativos. Así que se trata de una supuesta necesidad muy cuestionable. 

Si bien el enfoque humanitario resultaría insuficiente como criterio ético, porque la noción de necesidad  puede variar según la circunstancia y un principio ético racional no puede depender de circunstancias empíricas, a diferencia de los otros enfoques, el enfoque humanitario no contradice la ética. El enfoque humanitario no discrimina entre especies, no discrimina entre usos de animales y no postula que el daño injustificado se puede "reducir" en lugar de eliminarlo. El enfoque humanitario se basa en tener consideración por los animales, por ellos mismos, por su valor intrínseco como individuos. Así que carece de los defectos de los otros enfoques mencionados.

Sin embargo, el enfoque humanitario no llega a ser un principio ético porque aceptaría el uso de animales en determinadas circunstancias extremas de supervivencia. Por tanto, sería más bien un principio protomoral. El enfoque humanitario nos deja pues en la entrada de la ética; por eso es un puente. Pero sólo llegamos a la ética cuando entendemos que explotar a seres sintientes no se justifica en ninguna circunstancia y lo asumimos en nuestra conducta.

¿Si alguien no aceptara siquiera el enfoque humanitario entonces cómo podría aceptar un requisito moral más estricto? No es posible. Si alguien considera que está bien dañar a los animales sólo por placer, o por costumbre, entonces no es posible que asuma que los animales poseen un valor moral inherente que implica que está mal instrumentalizarlos en cualquier modo y para cualquier propósito.

Tengo la impresión que muchos accedimos al veganismo a través de esta intuición moral humanitaria. Más aún, en cuestiones prácticas tenemos a veces que seguir ateniéndonos a este enfoque porque en tanto que vivimos en esta sociedad especista resulta imposible no involucrarnos en algún grado de participación en la explotación animal, aunque fuera de una manera accidental o indirecta, sin poner en grave riesgo nuestra propia vida.

Otra ventaja del enfoque humanitario es que resulta intuitivamente comprensible para todo el mundo. No es necesario comprender nuevas ideas como el principio de igualdad o la noción de valor inherente o el concepto de derechos subjetivos. Estas ideas son ajenas a la mayoría de la gente, porque no se enseñan en la educación pública y se mantienen exclusivas al contexto académico superior.

Por supuesto que es lícito difundir el veganismo directamente —explicando que los animales tienen un valor moral inherente que exige que bajo ninguna circunstancia los tratemos bajo un criterio instrumental— pero si el contexto social resulta reacio a este enfoque entonces tenemos la opción de apelar al principio de trato humanitario.

Como ya señalé anteriormente, el enfoque humanitario no está exento de defectos, porque el concepto positivo de necesidad puede estar sujeto a la circunstancia, pero si aceptamos que la costumbre, la tradición, el placer, la diversión, o la comodidad, no entran dentro de la categoría de necesidad, entonces el enfoque humanitario nos conduciría necesariamente a dejar de utilizar animales en todos los ámbitos de la vida cotidiana.

Entiendo que una vez que nos tomamos en serio este principio humanitario, y lo ponemos en páctica coherentemente, estaríamos ya preparados para transicionar al veganismo. Por eso he usado la figura del puente. Mi recomendación a los activistas es que apelen a este enfoque para tender un puente entre el veganismo y la conciencia de la gente. También pediría que, por favor, abandonen el apoyo a los otros enfoques, por ser inmorales e ineficaces para conducirnos al veganismo.

Sé que algunos activistas que comparten conmigo el principio del veganismo no están convencidos del enfoque humanitario, porque no coincide con el veganismo. Comprendo su recelo. Por supuesto que no defiendo que usar este enfoque sea obligatorio. Soy consciente de que este enfoque no coincide con el veganismo. Ahora bien, aplicar el enfoque humanitario de manera coherente equivale en la práctica a aplicar el enfoque vegano en el contexto actual. Hay que tener en cuenta que es imposible aplicar el enfoque vegano de manera absolutamente coherente en una sociedad basada en la explotación animal. Además, ¿si una persona no vegana no está predispuesta al enfoque humanitario —que coincide con sus intuiciones morales— cómo se supone que estaría más predispuesta al veganismo —que contradice de base sus creencias asumidas? No le veo sentido.


Para una exposición del enfoque humanitario por parte del profesor Gary Francione se puede consultar el artículo «Veganismo Sin Derechos Animales» y también mi propia exposición al respecto en el artículo «Contradicción».

El enfoque humanitario ha sido desarrollado argumentalmente en algunos artículos por el profesor Mylan Engel Jr., aunque Engel no lo denomina de esa manera, sino que utiliza términos como «sentido común», pero viene a ser esencialmente el mismo concepto que refiere el principio de trato humanitario del profesor Gary Francione.




Para comprender el problema con el enfoque vegetariano se puede consultar los siguientes enlaces: [1] y [2] y [3]

Para comprender el problema con el enfoque bienestarista se puede consultar los siguientes enlaces: [1] y [2]

Para comprender el problema con el enfoque basado en la salud personal se puede consultar los siguientes enlaces: [1] y [2]

Para comprender el problema con el enfoque medioambiental se puede consultar los siguientes enlaces: [1] y [2]

Para comprender el problema con el enfoque reducetariano se puede consultar los siguientes enlaces: [1] y [2]

Para comprender el problema con las campañas monotemáticas se puede consultar los siguientes enlaces: [1] y [2] y [3]

POSDATA:

El principio de trato humanitario establece que no se debe infligir daño a los animales si no hay una razón que lo justifique. Dicho así parece un principio razonable, claro. El problema que tiene este principio es que opera dentro de un contexto social y cultural que considera que los animales son propiedades de los humanos.

Bajo ese contexto, cualquier acción que favorezca el aprovechamiento de los animales para beneficio humano puede ser considerada como razonable, es decir, instrumentalmente razonable, en tanto beneficie a los intereses humanos. Por esto se considera justificado el daño que implica utilizar a los animales como recursos.

Si no reconocemos que los animales poseen un valor moral inherente, entonces nuestro raciocinio sólo puede operar instrumentalmente, es decir, sólo puede pensar en los animales como medios para satisfacer los deseos humanos.

Mientras no se erradique la creencia de que los animales son medios para los fines humanos, no será posible que nuestra conducta sea moralmente razonable.

Si reconocemos que los animales poseen un valor moral entonces utilizar a los animales como medios para nuestros fines ya no puede ser considerado razonable.

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