29 de julio de 2015

«Circos sin animales»: Campañas sin ética




Cuando el hábito de mentir está tan arraigado no se prescinde de él ni siquiera cuando resulta evidente la mentira. 

Con esto no me refiero al habitual uso coloquial de llamar animales sólo a los individuos no humanos sino a hablar en general de animales cuando esta ley que celebran sólo prohíbe la utilización de animales salvajes mientras que al mismo tiempo acepta y regula la explotación de los considerados domésticos

El objetivo de esta campaña: reformar superficialmente la esclavitud animal para darle una apariencia de actividad "humanitaria" que elimina la "crueldad innecesaria".

La mayoría de grupos animalistas, por supuesto, se ha apuntado a apoyar y celebrar esta "victoria" a favor de regular la explotación especista. 

Llaman "victoria" a una campaña que ha marginado el veganismo. 

Llaman victoria a una campaña que ha fomentado la división arbitraria entre animales "salvajes" y animales "domésticos". 

Llaman victoria a una campaña que ha apoyado una medida que acepta y promueve la utilización de animales "domésticos" [perros, caballos, conejos, palomas,...] para ser usados en los circos. 



Llaman "victoria" a una campaña que se basa en la idea de que está bien explotar animales siempre que no se haga de forma "cruel" y que el problema está en las condiciones en que se realiza la explotación.

Y a eso lo llaman "victoria". A eso lo llaman "progreso". Uno tiembla al pensar a qué tremenda degradación moral debería llegar una campaña para que deba ser considerada una derrota para los animales.

Dicen que una medida que regula la explotación de los animales es una "victoria". Dicen que una medida que fomenta el uso de animales es una "victoria". Dicen que perpetuar la explotación animal es una "victoria". Dicen que fomentar el especismo es una "victoria".

Bueno, como yo defiendo el veganismo y los Derechos Animales entonces no puedo considerar nada de eso como una "victoria".

Para quien todo es una victoria realmente no es para los animales esclavizados sino para los corporaciones animalistas que así ganan socios y donaciones para ingresar dinero y financiarse sus salarios. Es una victoria para su negocio que consiste en explotar la explotación animal. Se van apuntando supuestos logros en su currículum para hacerse publicidad ante la opinión pública.

También es una victoria para el prejuicio de que está bien utilizar a los demás animales siempre que se limiten determinados usos marginales que sean "crueles". Es una victoria para la postura que defiende que podemos explotar a los animales "humanitariamente".

El principal argumento que se ha aportado para fundamentar esta prohibición es que los circos no pueden cumplir con determinadas condiciones de "bienestar animal". Lo cual señala explícitamente que si los circos pudieran cumplir con esas condiciones entonces no deberíamos objetar a que explotaran animales

Prohibir que determinados animales no sean utilizados en los circos no implica que dejen de ser sometidos como propiedades, ni tampoco conlleva que dejen de ser explotados en otros ámbitos; y no tiene ningún efecto educativo beneficioso en la sociedad. Casi todo el mundo está de acuerdo en que se deben prohibir algunos determinados usos de animales que son considerados 'crueles' para así reformar la explotación animal y hacerla más moderna y 'humanitaria'.

Se pretende dar la impresión de que está consiguiendo algo positivo cuando no es tal. Lo que se está haciendo es gastar tiempo, energía y recursos en campañas monotemáticas, en lugar de difundir el respeto por todos los animales en todos los ámbitos.

Si aplicáramos el criterio que ha fundamentado esta campaña en el contexto humano entonces deberíamos apoyar campañas que prohibieran, por ejemplo, violar a mujeres —excluyendo a los varones— pero sólo si fueran rubias —excluyendo de esa prohibición a todas las demás mujeres que no son rubias— pero sólo en actividades de espectáculo y entretenimiento —permitiendo que se haga en cualquier otro ámbito. 

Eso sería el colmo del absurdo y de la injusticia. No es menos absurdo e injusto aplicado a los no-humanos. Pero cuando se trata de los otros animales entonces la lógica moral, y la veracidad, desaparecen y los animalistas aprueban literalmente cualquier cosa que se diga o se proponga para "defender a los animales".

Una campaña en contra del uso de animales en los circos —que a menudo, como hemos visto, ni siquiera se refiere a todos los animales— es análoga a una campaña en el contexto humano contra la violación sexual realizada dentro de un circo.

Alguien podría objetar lógicamente que ese criterio excluye al 99.99% de las violaciones sexuales. Alguien podría objetar razonablemente que ese tipo de discriminación es arbitraria. Dentro del contexto humano esa clase de discriminaciones se verían como absurdas e injustas y un gasto inútil de recursos.

Si un determinado criterio es absurdo e injusto con lo seres humanos entonces es exactamente igual de absurdo e injusto si se aplica a los demás animales. Lo contrario sería creer que la especie hace alguna diferencia moral. Esto es el especismo.

Por otro lado, a menudo se alega que estas medidas pueden conducir de alguna forma hacia la abolición de la explotación animal. Pero no existe ninguna evidencia de que las regulaciones de la explotación animal ayuden a avanzar hacia el respeto por todos los animales y la abolición de su explotación. De hecho, lo que la historia demuestra es que ayudan a favorecer justo lo contrario. En muchos países se prohibió la tauromaquia hace siglos o, más recientemente, en muchos países ya se prohibió el uso de animales en los circos hace décadas. Pero no ha tenido ningún efecto respecto de terminar con el resto de explotación especista. Ese argumento se basa en una pura especulación imaginaria.

El único cambio real ha sido un progreso en el número de veganos durante los últimos años, pero este hecho es totalmente aparte de las campañas animalistas y se debe a los activistas que enfocan su tiempo en el activismo vegano. Hay muchos más veganos que hace diez años pero no gracias a los grupos animalistas sino a pesar de ellos.

Nadie pretende aquí que las cosas cambien de un día para otro. Pero el simple hecho de que haya un cambio no quiere decir que ese cambio sea algo bueno. Cuando hay una presión social sobre determinada actividad, ésta tiene que renovarse para poder continuar con éxito o de lo contrario podría desaparecer. El especismo y la explotación animal tienen que renovarse acorde con la evolución de la sociedad. Si en la sociedad se difundiera la idea de que es injusto utilizar a los demás animales entonces la explotación especista desaparecería progresivamente al carecer de causa y apoyo. Pero éste no es el objetivo que pretenden las campañas bienestaristas.

En lugar de difundir el veganismo, estas campañas bienestaristas ayudan a que la explotación de los animales no humanos se reforme para hacerla más aceptable a una sociedad cada día más concienciada respecto de nuestra relación moral con los demás animales. Los grupos animalistas colaboran con los explotadores de animales para publicitar que la esclavitud animal es ahora más compasiva son sus víctimas.

En definitiva, esta campaña de «circos sin animales» —al igual que muchas otras campañas animalistas en activo— falta a la verdad, desprecia la justicia y perpetua los prejuicios especistas.

Esta campaña no es más que otro ejemplo de como los animalistas malgastan recursos en campañas especistas y monotemáticas. Podríamos conseguir acabar con toda la explotación animal difundiendo el veganismo. El veganismo significa la eliminación de todos los usos de animales. ¿Cómo puede ser razonable apoyar campañas que se dedican a promover sólo la eliminación de determinado uso concreto sobre determinadas especies; promoviendo así la idea de que hay formas aceptables de explotar a los animales y quitando recursos a la promoción del veganismo?

Vivimos en una sociedad donde casi todo el mundo participa directamente en la explotación de los animales cada día especialmente a través de sus hábitos de consumo: alimento, vestimenta,... Es aquí donde deberíamos enfocar nuestras energías y no en campañas que discriminan entre las víctimas de una misma opresión: la explotación especista.

La única forma de acabar con la explotación animal es acabar directamente con la causa que la provoca: el prejuicio del especismo y la idea de que los demás animales son recursos para beneficio humano. Por desgracia, a día de hoy la mayoría de animalistas aceptan y perpetúan este prejuicio y sólo les importa que no explotemos a los animales de forma cruel.



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