16 de agosto de 2013

Lenguaje no humano


»Los animales tienen sus propios sistemas de comunicación con sonidos, pero nosotros tampoco somos capaces de entenderlos. Si así fuera, el canto de ciertos pájaros debería hacernos huir, por tratarse de un himno territorial; o incluso las mujeres deberían ser atraídas cuando los sapos se ponen a cantar, porque son ritos de cortejo.«  ~ Robert Zatorre


En varias ocasiones he visto mencionado al filósofo Ludwig Wittgenstein como ejemplo de intelectual que afirma que no se pueden atribuir significativamente estados de consciencia a seres sin lenguaje. Sin embargo, esta suposición es doblemente incorrecta.

No tengo constancia de que Wittgenstein sostuviera que los animales nohumanos carecen de conciencia. Al menos en nada que yo haya leído o estudiado sobre su obra. Esa pretensión de que los animales carecen por completo de conciencia, al carecer supuestamente de lenguaje o pensamiento conceptual, creo que pertenece más bien a otros pensadores como es el caso de René Descartes, Peter Carruthers, y Daniel Dennet.

En su obra »Investigaciones Filosóficas«, el filosofo Ludwig Wittgenstein escribe lo siguiente:

«25. Se dice a veces: los animales no hablan porque les falta la capacidad mental. Y esto quiere decir: «no piensan y por eso no hablan». Pero: simplemente no hablan. O mejor: no emplean el lenguaje — si prescindimos de las formas más primitivas de lenguaje.— Ordenar, preguntar, relatar, charlar pertenecen a nuestra historia natural tanto como andar, comer, beber, jugar.»

Lo que yo interpreto coherentemente a partir de estas concisas reflexiones es que Wittgenstein no comparte la idea de que los demás animales no posean la capacidad de pensar, sino que simplemente considera que ellos no tienen capacidad para el lenguaje, en el sentido de que lo tenemos los humanos, y por eso no podemos comunicarnos con ellos, del mismo modo que lo hacemos entre nosotros. Pero no veo nada en sus escritos que sugiera que él niegue conciencia a los otros animales.

Entiendo que lo que Wittgenstein sugiere en el fondo es que sin lenguaje no puede haber pensamiento conceptual. El pensamiento conceptual es un tipo específico de conciencia intelectiva que se llama 'meta-cognición' y que implica la capacidad de comprender y manejar símbolos como forma de pensar y comunicar nuestras experiencias o conocimiento sobre la realidad. 

Si así es, creo que Wittgenstein se equivoca en ese punto. Se equivoca al negar conciencia intelectiva a los otros animales. La capacidad de hacer abstracciones mentales no es exclusiva en los seres humanos.

Sabemos que los demás animales también piensan y razonan. Lo hacen de acuerdo a sus facultades y sus necesidades propias. Pero tenemos claras evidencias de que los animales no humanos  poseen memoria, capacidad de deducción y realizan proyectos de futuro.

Por otra parte, es evidente que asume un significado de lenguaje bastante exclusivo que se refiere a un tipo muy específico —el lenguaje simbólico— expresado por medio de frases sintácticas, escritas o habladas. No obstante, sabemos que existen otras formas de lenguaje, como es el caso del lenguaje gutural [gritos, chillidos, gruñidos, silbidos] o del lenguaje corporal [gestos, posturas, señales] que son igualmente válidas y expresivas.

Los demás animales tienen su propio lenguaje. Ellos expresan sus emociones y deseos. Otra cosa distinta es que nosotros podamos entenderles o que prefiramos ignorarlos. 

La razón por la que otros animales no hablan como nosotros se debe a la forma de sus cuerdas vocales. No tiene que ver con su inteligencia. Por ejemplo, si los perros o los cerdos o las vacas, tuvieran cuerdas vocales como las nuestras podrían hablar con nosotros igual que habla un niño humano de cuatro o cinco años. De hecho, son capaces de entender y memorizar varios cientos de palabras distintas.

El problema de fondo quizás estriba en determinar a qué nos referimos cuando hablamos de conciencia. Porque está claro que hay una habitual confusión entre los diferentes tipos de conciencia: la sensitiva [sentir], la intelectiva [pensar/razonar], y la moral [comprender y asumir la ética]. La primera de ellas no necesita de las otras. Es relativamente fácil comprender que en efecto no es necesario tener la capacidad de pensar sobre el dolor —conciencia intelectiva— para poder sentir dolor –conciencia sensitiva. Y toda sensación implica, al menos, un grado básico de conciencia.

La diferencia entre sentir y pensar o razonar —entre conciencia sensitiva y conciencia intelectiva— es absolutamente fundamental para comprender cabalmente esta cuestión. Porque para experimentar sensaciones o tener intereses no hace falta al mismo tiempo generar ideas sobre esas sensaciones. Es importante no confundir las experiencias sensitivas con las ideas que podemos generar a partir de dichas sensaciones. Para sentir miedo no hace falta ponerse a pensar sobre esa sensación de miedo ni para desear proteger la propia vida hace falta poder comprender el concepto de vida. 

Así lo explica el neurofisiólogo António Damasio, de una manera más técnica, en su obra »El error de Descartes« [capítulo 10]:

«Así, pues el dispositivo neuronal mínimo capaz de producir subjetividad requiere cortezas sensoriales iniciales (incluidas las somatosensoriales), regiones de asociacion corticales sensoriales y motrices, y núcleos subcorticales (especialmente el tálamo y los ganglios basales) con propiedades de convergencia capaces de actuar como conjuntos de terceros. Este dispositivo neuronal básico no requiere de lenguaje. La construcción del meta-yo que imagino es estrictamente no verbal, una visión esquemática de los principales protagonistas desde una perspectiva externa a ambos. En efecto, la visión de esta tercera entidad constituye, momento a momento, un documento narrativo no verbal de lo que les está ocurriendo a estos protagonistas. La narración puede conseguirse sin lenguaje, empleando las herramientas representacionales elementales de los sistemas sensorial y motor en el espacio y el tiempo. No veo ninguna razón por la que los animales sin lenguaje no puedan efectuar dichas narraciones.»    
                                                               
En conclusión, podemos darnos cuenta de que hay características —como el lenguaje— que no son humanas, en el sentido de exclusivamente humanas, sino que son comunes a la mayoría de los otros animales. Lo cual nos ayuda a conocer y comprender mejor la personalidad de los demás animales. La ciencia ayuda a demostrar que los argumentos especistas que tratan de establecer un abismo entre nosotros y el resto de animales— y que intentan negar el reconocimiento de la personalidad de los animales no humanos— incurren en una discriminación injustificada.

La ciencia parte de fundamentos basados en la observación objetiva y la deducción lógica, por lo tanto sus conclusiones son más fiables que los de cualquier otro método, y además constantemente se someten a revisión.

Por supuesto, el hecho de que otros animales piensen, o tengan lenguaje, no es relevante en lo que se refiere a la consideración moral. Lo único que importa a este respecto es que ellos sienten

Nada de lo que aquí he expuesto afecta o se refiere a la pertenencia de los no-humanos en la comunidad moral. Pero entiendo que sí es relevante mostrar y difundir que estamos llenos de prejuicios contra los demás animales y que las evidencias nos demuestran la irracionalidad del especismo.

11 de agosto de 2013

Tres movimientos



Es un lugar común dentro del ámbito animalista el proclamar que' 'todos estamos en lo mismo' o que 'todos buscamos lo mismo' y otras afirmaciones similares. Sin embargo, los hechos muestran que ese tipo de declaraciones son profundamente erróneas. 

Mi propósito en este ensayo es intentar aclarar que no hay un solo movimiento animalista. No hay una sola postura frente al tema del especismo. No hay una única forma de pensar acerca de cuál es el problema en nuestra relación con los demás animales. 

Lo que sí hay son varias teorías que, partiendo de presupuestos propios, analizan el valor moral de los animales no humanos y llegan a conclusiones distintas sobre cómo deberían ser nuestras relaciones con ellos. 

Si uno se fija adecuadamente, no resulta difícil apreciar que hay al menos tres filosofías sobre esta cuestión. Filosofías que una vez asumidas obviamente conducen a creencias, juicios y comportamientos bien diferentes.

Es posible que un engaño repetido muchas veces haga que la gente lo considere verdad —tal y como pensaba Goebbels— pero eso no lo convierte en verdad. La verdad es independiente de nuestras creencias u opiniones. Aunque todos creyéramos que no hay miles de millones de animales no humanos siendo esclavizados y asesinados, este hecho seguiría siendo verdad aunque no tuviéramos conocimiento de ello o nuestra creencia estimara justo lo contrario.

Un movimiento, por definición, consiste en la traslación de un objeto desde un punto concreto a otro punto concreto y para llegar del uno al otro tiene que recorrer un determinado trazado. Partiendo de esta noción veremos que las tres posturas no parten del mismo lugar, ni pretenden llegar al mismo objetivo, y que recorren diferentes caminos para intentar llegar a su destino.

Voy a exponer de manera concisa una síntesis sobre estos tres movimientos principales que existen dentro del ámbito animalista, en orden cronológico a su aparición histórica:

PROTECCIONISMO

Con el nombre de proteccionismo me referiré a aquella postura que considera que los animales no humanos deben ser protegidos únicamente en tanto que esto beneficie al ser humano

En realidad, ese nombre sería una mera etiqueta, puesto que no existe ninguna autodenominación propia. En gran medida, esta filosofía no tiene entidad independiente sino que es una derivación directa del antropocentrismo moral.

El proteccionismo se basa en la idea de que no debemos ser 'crueles' con los demás animales porque eso puede perjudicarnos a nosotros —los humanos. Es una filosofía que parte asumiendo el especismo como base. 

El proteccionismo por supuesto no condena el uso de los no-humanos, ni ninguna forma concreta de utilizarles. Tan sólo afirma que hay que limitar o refinar el uso que hagamos de ellos para evitar que pueda dañarnos a nosotros los humanos en alguna manera.

Esta forma de pensar aparece reflejada en el pensamiento de Kant. Este importante filósofo pensaba que sólo los humanos tenían valor moral inherente, y que los otros animales eran simples medios para los fines humanos, y no merecían ningún respeto por sí mismos, sino que tenían tan sólo un valor instrumental. En palabras del propio Kant:

«El trato violento y cruel a los animales se opone mucho más íntimamente al deber del hombre hacia sí mismo, porque con ello se embota en el hombre la compasión por su sufrimiento, debilitándose así y destruyéndose paulatinamente una predisposición natural muy útil a la moralidad en la relación con los demás hombres.»

No es difícil encontrar a gente que se opone a la caza, o a la tauromaquia, o a las peleas de perros, pero no porque todo esto perjudique a los interés de los animales no humanos, sino por considerar que esas actividades degradan la moralidad de los seres humanos y fomentan la insensibilidad moral y la crueldad entre ellos mismos. 

Es decir, que el proteccionismo entiende que lo relevante no es que la violencia se cometa contra otros animales, sino que sólo importa que esa violencia perjudique directa o indirectamente a los seres humanos.

El profesor Francione resume esa postura, señalando antecedentes de ella anteriores a Kant:

«Gente como Santo Tomás de Aquino, John Locke, Immanuel Kant y otros, argumentaban que estaba mal infligir crueldad gratuita a los animales porque esto haría más probable que seamos crueles entre nosotros. Pero esto no tenía nada que ver con el reconocimiento de que los animales tenían significado moral. Esto tenía que ver con una preocupación sobre los humanos, y con la conexión entre el tratamiento cruel de los animales y el resultante abuso de otros humanos.»

Cuando desde la postura proteccionista se rechaza la experimentación con animales no humanos, este rechazo está motivado sólo por considerarla poco o nada efectiva para beneficiar a los seres humanos. De nuevo, vemos cómo identifican que el problema está en que una determinada práctica,que implica utilizar a animales no humanos no está beneficiando a los seres humanos, e incluso les está perjudicando.

Es importante tener cuenta que esta postura parte del especismo, es antropocéntrica, pero además también establece discriminaciones especistas dentro de la categoría de animales. Veremos que muchos proteccionistas se centran exclusivamente en perros y gatos, o sólo primates no humanos, o sólo en mamíferos. El motivo de estas discriminaciones está en la preferencia personal: los proteccionistas sólo se ocupan de aquellos no-humanos que son sentimentalmente importantes para ellos

En definitiva, el proteccionismo no reconoce un valor moral inherente a los animales que no son humanos. No considera que tengan derechos morales ni que puedan tener derechos legales. Por desgracia, ésta es actualmente una ideología predominante y ampliamente mayoritaria en nuestra sociedad. Aunque, por fortuna, no es la única que existe ni la única que tiene partidarios.

BIENESTARISMO

Cuando hablamos de bienestarismo es habitual que esta posición se confunda automáticamente con las medidas de 'bienestar animal'. Sin embargo, debemos reconocer que no son lo mismo. 

El bienestarismo es una postura ideológica definida por Jeremy Bentham, el padre filosófico del utilitarismo. En cambio, el "bienestar animal" es la etiqueta usada para denominar a las regulaciones legales sobre la forma en que se utiliza  a los animales no humanos. 

Los bienestaristas, casi en su totalidad, suelen apoyar ese tipo de medidas por considerar que "reducen el sufrimiento" de los animales no humanos explotados, pero también lo hacen los proteccionistas, por considerar que beneficia a los humanos al mejorar la calidad de los productos que se obtienen de la explotación de nohumanos. 

De hecho, el bienestarismo es una rama del utilitarismo que se caracteriza por considerar que los únicos elementos moralmente relevantes son el el dolor y el placer ["sufrir y disfrutar" también dirán] y que nuestro deber es reducir o evitar el dolor y el sufrimiento, y favorecer y aumentar el placer, la felicidad o el bienestar. 

Ahora bien, como los demás animales también experimentan dolor y placer, los bienestaristas consideran su interés en evitar el sufrimiento, y en disfrutar de la felicidad, debería ser tenido en cuenta en todas nuestras acciones que pudieran afectarles. Es muy citada esta frase de Jeremy Bentham:

«La cuestión no es ¿pueden razonar?, ni ¿pueden hablar?, sino ¿pueden sufrir?»

Lo novedoso en el bienestarismo está en que es la primera vez en la historia que los animales no humanos son tenidos en cuenta por ellos mismos, y no sólo en relación con los intereses humanos. El bienestarismo supone ciertamente un cambio de enfoque en la visión moral sobre los animales no humanos. 

No obstante, es esencial destacar también que el bienestarismo rechaza la noción moral de derechos y del valor intrínseco del individuo. 

Es decir, la posición bienestarista no tiene en cuenta la individualidad o la voluntad de las personas implicadas. Conceptos morales como la igualdad o el respeto son secundarios o simplemente inexistentes. Todo está supeditado al objetivo final: aumentar bienestar y reducir sufrimiento.

Por todo ello, es compatible con el bienestarismo aceptar la utilización de animales no humanos para conseguir algún determinado fin que tenga relación con su objetivo de reducir o eliminar el sufrimiento. No importa si para ello hubiera que sacrificar a determinados individuos. Peter Singer, el filósofo más representativo del bienestarismo actual, lo deja claro al apoyar explícitamente el uso de animales en experimentos y para otros fines.

El principal objetivo de los bienestaristas es el sufrimiento —eliminarlo o reducirlo todo lo posible. Un bienestarista valorar los medios en tanto que le resulten útiles para conseguir lograr ese objetivo. Un destacado activista del movimiento bienestarista como es Mat Ball, lo resume de esta manera:

«En EEUU, dada la cantidad de animales no humanos que están sufriendo, la intensidad de su sufrimiento, y el hecho de que se les provoca el sufrimiento intencionadamente, creo que la liberación animal es el imperativo moral de nuestro tiempo. Deberíamos centrar nuestra atención en acabar con este sufrimiento de la manera más eficiente y rápida posible.»

No obstante, los bienestaristas consideran que es permisible provocar sufrimiento si con ello se consigue el objetivo de reducir o eliminar el sufrimiento general. ¿Contradictorio? No lo sería desde una perspectiva consecuencialista que defiende que el fin justifica los medios. Con la excusa de conseguir reducir o eliminar el sufrimiento, cualquier acción que pretenda o consiga favorecer dicho objetivo puede ser considerada justificada por los partidarios del bienestarismo.

Tradicionalmente, los partidarios del bienestarismo han promovido y apoyado la reforma de la esclavitud de los animales no humanos. Si bien en las últimas décadas ha habido un progresivo desplazamiento o simultaneidad hacia medidas más radicales como el vegetarianismo y el no-consumo de explotación animal. Es por esto que muchos se autodenominan veganos por el mero hecho de no participar en la explotación animal —o más bien, en algunas formas de explotación— aunque su oposición no es contra la esclavitud o la explotación de los animales sino solamente contra el sufrimiento

Un ejemplo práctico que muestra como el criterio del sufrimiento es el único que importa a los bienestaristas se puede ver en su apoyo al proyecto de la carne de laboratorio o carne de laboratorio. Aun siendo conscientes de que se trata de una medida que sigue implicando esclavizar y asesinar a animales inocentes, ellos apoyan esta medida porque "reduce el sufrimiento". Sólo por señalar una entre otras muchas.

También es pertinente señalar que el bienestarismo no es una ideología monolítica. Hay diversas variantes, como las hay dentro del propio utilitarismo. Identifico tres de ellas: 

[1] Hay bienestaristas que proponen reducir el sufrimiento en el uso de los animales no humanos.

[2] Hay otros que consideren debemos eliminar todo sufrimiento que causamos a los demás animales, y por esto tiendan a rechazar el uso de animales no humanos por considerar que todo uso provoca sufrimiento. Estos serán quienes dejan de consumir explotación animal y se dicen 'veganos'.

[3] Habrá otros que vayan incluso más allá y que postulen directamente que debe ser abolido el sufrimiento de todos los seres sintientes que habitan en el mundo. Es por esto que algunos se consideran 'abolicionistas'. Pero los bienestaristas no son abolicionistas de la esclavitud, porque su postura frente a la esclavitud vendrá determinada por el grado de sufrimiento y/o bienestar que produzca. Ellos sólo pretenden ser abolicionistas del sufrimiento.

Quien mejor explica este punto es el profesor Gary L. Francione quien ha dedicado gran parte de su trabajo al estudio del bienestarismo:

«Los bienestaristas afirman que los animales no tienen, en sí mismo, un interés en no ser esclavos; ellos sólo tienen interés en ser esclavos “felices.” Ésa es la posición promovida por Peter Singer, cuya visión neo- o nuevo-bienestarista se deriva directamente de Bentham. [...] El paradigma de los derechos que, como yo lo interpreto, requiere moralmente de la abolición de la explotación animal y del veganismo como una cuestión de justicia fundamental, es radicalmente diferente del paradigma bienestarista, el cual, en teoría, se centra en reducir el sufrimiento.»

El bienestarismo merece un análisis más detallado para poder comprenderlo cabalmente, pero aquí sólo apunto sus rasgos más básicos, para poder diferenciarlo del proteccionismo y del veganismo, sobre el que hablaré a continuación.

VEGANISMO

En este tercer lugar, podría haber mencionado a los Derechos Animales para referirme a la tercera postura con entidad propia, pero el veganismo es anterior históricamente a la formulación teórica de la ética de Derechos Animales y es la base que lo fundamenta. Por todo ello, antes de hablar de Derechos Animales debemos hablar de veganismo. 

Hablar de Derechos Animales sin veganismo es como hablar de Derechos Humanos sin abolición de la esclavitud.

Me referiré de manera concisa a aquellos aspectos fundamentales del veganismo que destacan por su diferencia con otras posturas. 

El veganismo surge en 1944 como un movimiento singular, diferenciado del vegetarianismo y del bienestarismo o de cualquier otra postura antropocéntrica. Sus características básicas ya desde su fundación eran:

[1] El veganismo no acepta el especismo, porque reconoce que todos los seres sintientes tienen un valor intrínseco que debemos respetar por igual. Aunque el concepto de especismo apareciera formulado posteriormente en el tiempo, en 1970, las ideas difundidas por el movimiento vegano no aceptan discriminaciones entre animales por motivo de su especie y se refieren a todos ellos por igual, puesto que todos ellos son víctimas de una misma opresión.

[2] El veganismo rechaza cualquier uso de animales no humanos para propósito humano. Es decir, el veganismo se opone radicalmente a la explotación de los no-humanos. El veganismo es un posicionamiento a favor de la liberación de los demás animales de nuestra dominación sobre ellos. 

Quien primero definió el veganismo fue Leslie Cross, vicepresidente de la Vegan Society durante la primera época de su existencia.

«La palabra veganismo tiene un significado tan simple como preciso. Significa: la doctrina de que los humanos debemos vivir sin explotar a los animales. Debido a que la cuestión de la definición es una tan obviamente importante, voy a solicitarles que sean tan amables de comprometerse con la memoria, de forma que cuando usemos la palabra veganismo todos estemos pensando en lo mismo. Veganismo entonces, es la doctrina de que los humanos deben vivir sin explotar a los animales.»

El veganismo es incompatible con el antropocentrismo moral y con el bienestarismo. No acepta el prejuicio del especismo ni tampoco el dogma utilitarista de que el dolor es malo y debemos hacer todo lo posible por eliminar el sufrimiento del mundo.

El veganismo se basa en el fundamento del respeto por la persona, por su voluntad y sus intereses. Se puede apreciar que es muy similar al feminismo en su idea esencial y tradicional. 

El veganismo defiende que los demás animales deben ser considerados y respetados como personas, y por tanto no debemos tratarlos como objetos o recursos para nuestro beneficio. Ésta es la idea fundamental que lo caracteriza: el rechazo a la cosificación y el instrumentalismo que aplicamos a los animales no humanos. El veganismo aboga por emancipar a los demás animales de la opresión que ejercemos sobre ellos.

El veganismo implica, por tanto, dejar de participar en cualquier actividad o producto que conlleve utilizar a los otros animales. Así como centrar nuestros esfuerzos en lograr que el veganismo se difunda en la sociedad y de ese modo conseguir una base social que nos permita abolir el estatus de propiedad sobre los no-humanos en un futuro próximo. ¿Utópico? Bueno, lo mismo se decía de la abolición legal de la esclavitud humana o de la reivindicación feminista de iguales derechos para las mujeres. Ahora sabemos que esas objeciones eran equivocadas. 

Me gustaría terminar señalando que no es poco habitual encontrarse con personas que se autodenominan veganas de manera errónea para querer decir en realidad que son vegetarianas, o son bienestaristas que se oponen al uso de animales no humanos porque están en contra del sufrimiento —si se pudiera utilizar a los demás animales sin causarles dolor no tendría objeción moral en que fueran utilizados. Obviamente, ni su pensamiento ni tampoco su conducta coincide con el significado propio del veganismo que aquí estoy desarrollando, puesto que no están en contra de nuestra dominación sobre los demás animales como principio moral.

De todos modos, sobre estas distorsiones del veganismo ya hablé en un artículo anterior, y no creo que sea necesario añadir nada más, salvo la sugerencia de que procuremos evitar ese uso distorsionado del término.

La realidad es que no hay un movimiento sino que hay al menos tres posturas singulares y bien diferenciadas entre sí dentro del ámbito animalista. 

Ciertamente existe algún punto en común entre todos ellos, como es la referencia y la preocupación por los animales no humanos; pero sus fundamentos, su desarrollo y sus objetivos son notablemente distintos e incompatibles entre sí. Alguien podría decir que hay otras posturas distintas, pero todas las que he conocido hasta ahora resultan ser similares o meras variantes de las que he expuesto. 

No he entrado a debatir la validez lógica y empírica de cada postura. Porque la cuestión que pretendo resaltar aquí no es tanto cuál de las teorías es la correcta, sino más bien dejar muy claro que no todos defendemos lo mismo ni estamos en el mismo movimiento. 

Quien pretenda mantener la idea de que 'todos estamos en lo mismo', o 'todos defendemos lo mismo', una de dos: o no está bien informado o pretende simplemente engañar. Ninguna de estas dos actitudes es aceptable, y no es aceptable por más tiempo seguir creyendo o fomentado la idea de que existe un movimiento —un solo movimiento— en lo que se refiere al estatus moral y legal de los animales no humanos.

4 de agosto de 2013

Un comentario acerca de la esterilización/castración de animales nohumanos





¿Es moralmente legítimo esterilizar a los animales nohumanos? Seguramente mucha gente ni siquiera se haya planteado esta cuestión que pretendo plantear aquí, puesto que se trata de una práctica asumida como normal sin que parezca que nadie —o casi nadie— se haya parado a reflexionar seriamente sobre sus implicaciones morales.

No tengo intención de polemizar ni mucho menos de enfrentarme a nadie. Simplemente pretendo expresar mi posición con argumentos sobre este asunto. Y aunque cuestiono las creencias y la conducta que están implicadas en este tipo de acciones, no cuestiono en principio la buena intención ni la preocupación sincera de las personas que participan en estos actos, a pesar de que estoy en contra de lo que hacen. Mi intención y mi preocupación es similar, pero diferimos en las ideas y en la forma de juzgar y afrontar el problema.

Hay animalistas que están en contra de las esterilizaciones —o que dudan de que sean medidas éticas o efectivas— pero muy pocos levantan su voz contra ellas, en parte debido a que la mayoría de los partidarios de la mutilación genital se muestran muy agresivos e intimidatorios —lo he comprobado personalmente en varias ocasiones— y a que, existe la arraigada creencia de que hay que evitar a toda costa cualquier conflicto o discusión dentro del "movimiento", porque se supone que esto perjudica a los animales nohumanos. En realidad, lo que más perjudica a los demás animales es la falta de autocrítica sobre nosotros mismos, sobre nuestras ideas y nuestra conducta.

  • LA ESTERILIZACIÓN FORZOSA ES UNA VIOLACIÓN DE DERECHOS

¿Cómo juzgaríamos este asunto si los individuos afectados fueran humanos? Cuando se trata de seres humanos entendemos que no está bien esterilizar a alguien que no ha dado su consentimiento para ello. Si la persona no ha dado su consentimiento, entonces la esterilización es una flagrante violación de sus derechos.

Para intentar justificar las esterilizaciones/castraciones la excusa más habitual que suele ofrecer es la de "controlar la sobrepoblación". Es decir, evitar que nazcan más animales nohumanos que en la mayoría de los casos se ven abocados a vivir en las calles o en situaciones de peligro constante. También se alega que así "evitamos que se produzcan sufrimiento y muertes". 

Sin embargo, "controlar la sobrepoblación" no es una justificación moral válida. Ese mismo argumento se podría utilizar para que otros individuos nos esterilizaran a nosotros con la excusa de que hay “sobrepoblación de seres humanos". Pero ninguno de nosotros aceptamos que vulneren nuestra integridad física, que mutilen nuestro cuerpo, sin nuestro consentimiento expreso y sin una razón médica que lo justificara. Por lo tanto, no es justo que se lo hagamos a otros. No importa de qué especie seamos.

Por otra parte, "evitar el sufrimiento" tampoco es ningún argumento válido. El sufrimiento no es el centro de la ética; sino que lo es el respeto por la persona. Por supuesto que causar sufrimiento a inocentes está mal, pero el respeto por la persona no puede ser soslayado con la excusa de "reducir el sufrimiento". Esa excusa es utilizada para violar los derechos de personas inocentes.

Para determinar la moralidad de una acción, el sufrimiento no es el único criterio relevante. Los demás animales tienen otros intereses aparte del interés en evitar el sufrimiento innecesario. El simple hecho de que supuestamente no sufrieran cuando les hacemos algo —por ejemplo: asesinarlos en los mataderos— no implica automáticamente que esté bien el hacerlo.

Con ese criterio también podríamos forzar a todos los humanos que no se adaptan a esta sociedad y castrarlos sin su consentimiento. Así se les evitaría enfermedades y que no trajeran al mundo a más como ellos. Tal cual se hizo, por ejemplo, en la Alemania en los años 30, con similares argumentos sobre "evitar el sufrimiento".

No solamente los animales nohumanos viven en permanente situación de riesgo —debido en gran parte al especismo que predomina en nuestra sociedad— sino también los humanos están sometidos a peligros similares o parecidos; sin embargo, eso no justifica que nosotros mutilemos sus cuerpos o les privemos de libertad alegando que así evitamos que sufran o corran peligro.

Muchos seres humanos también viven en la pobreza y la indigencia, pero eso no justifica que los esterilicemos sin su consentimiento, con la excusa de que no se reproduzcan.

En la Alemania de los años 30, y también en otros países, se utilizaban las mismas excusas para justificar la esterilización forzosa de seres humanos considerados "infrahumanos": judíos, homosexuales, discapacitados,.... Quienes apoyaban esas medidas decían que al evitar que trajeran más hijos al mundo evitaban que así que sufrieran o que perjudicaran a otros. 

Muchos seres humanos, millones de ellos, viven en situaciones de extrema pobreza o conflicto: vagabundos, mendigos, refugiados, migrantes,.... Sin embargo, a nadie se le ocurre proponer que los castremos sin su consentimiento para así evitar que traigan hijos al mundo que tendrán que padecer penurias y sufrimientos. Esta medida supondría una violación de sus derechos. No importa que violando sus derechos se consiguiera supuestamente "evitar sufrimientos y muertes". Las personas, sin importar su especie, tienen derechos inalienables que nadie debe violar con la excusa de favorecer el bienestar general.

Pongamos el caso de los homosexuales que viven en países donde la homosexualidad es ilegal y se castiga muy severamente, ¿acaso estaría justificado que esterilicemos a los homosexuales para así evitar que tuvieran hijos que podrían nacer también homosexuales y sufran por el hecho de ser homosexuales en una sociedad homófoba? De ese modo, no sólo violamos sus derechos sino que además no solucionamos, sino que perpetuamos, la injusticia que es la homofobia

Bajo mi punto de vista, el problema de fondo es que no podemos liberarnos de una doble moral que juzga con criterios distintos según la especie de los individuos implicados.

Una cosa está muy clara: los animales nohumanos no han dado su consentimiento para que los castremos. La esterilización no se lleva a cabo para su beneficio, por razones médicas. La intención es beneficiar a los humanos —al estar castrados la conducta de los nohumanos es mucho más dócil y son más fáciles de controlar— o utilizar a los no-humanos para lograr un objetivo: "controlar la población"; “evitar el sufrimiento”. Pero estas excusas valdrían igualmente para hacer lo mismo con seres humanos. Si esterilizamos a los seres humanos evitaremos que sigan reproduciéndose y habrá menos humanos y por lo tanto menos víctimas. 

¿Nos parecería bien que a nosotros nos hubieran esterilizado sin nuestro consentimiento con la excusa de que así se evitaba que trajéramos niños al mundo para evitar su sufrimiento? No puede ser válida una acción sobre otros que sabemos que rechazaríamos para nosotros mismos. No se trata sólo de la injerencia indebida sobre nuestro cuerpo que implica la acción en sí misma sino también el hecho de que se realice sin tener en cuenta nuestra voluntad.

Lo que yo contemplo a menudo detrás de estas medidas es principalmente una inclinación personal. Muchas personas alegan que no quieren ver sufrir o morir a otros animales. Pero eso por sí solo parece más bien una motivación subjetiva de tipo sentimental. Esto no es un criterio moral. De la misma manera que tampoco lo es decir que uno quiere seguir comiendo animales porque no quiere privarse de determinados sabores. Nos encontramos ante preferencias personales y no ante razones basadas en la ética. No puedo aceptar ese criterio ni me parece que sea una forma válida de actuar porque se basa en el hecho de que establecer que está bien hacer simplemente lo que a uno le dé la gana.

Decir que debemos dejarnos llevar por los sentimientos sin atender a razones es la misma excusa que suelen alegar los defensores del especismo para justificar su postura en base a que, debido a sus emociones personales, ellos prefieren favorecer a los humanos en perjuicio de los no-humanos. 

A mi juicio, el problema de fondo en todo este asunto es la mentalidad especista que predomina en nuestra sociedad —el prejuicio de creer que estamos legitimados en someter a los animales nohumanos.

Los animales nohumanos que están en el mundo por causas humanas deberían ser cuidados igual que si fueran sus propios hijos biológicos. Y el trato debería ser exactamente el mismo que deberíamos dar a nuestros hijos menores o tutelados. No hay diferencia moral. Estamos legitimados en evitar que nuestros hijos tutelados se reproduzcan —en el caso de que puedan hacerlo— puesto que ellos no son conscientes ni responsables de sus actos, pero no estamos nunca legitimados en mutilarlos con el fin de evitar que se reproduzcan.

No tenemos derecho a utilizar el cuerpo de otras personas para obtener un beneficio o para lograr algún propósito ajeno a su voluntad y sus intereses, por muy supuestamente loable que sea. 

Que perros y gatos fueran domesticados —esclavizados— hace milenios no justifica que mutilemos ahora sus cuerpos. Eso solamente podría justificar que nos hagamos cargo de su cuidado en tanto que pueden valerse por sí mismos. Pero no justifica que atentemos contra su integridad física.

Un humano al que hayan castrado también podría ser "feliz" pero eso no significa que esté bien mutilar su cuerpo sin su consentimiento y sin razones médicas justificadas. Es una intrusión en su integridad física. El criterio no puede ser diferente para otras personas sólo por el mero hecho de no ser humanos. Así funciona precisamente la arbitrariedad en la que se basa el especismo.

Si castramos sin su consentimiento a los seres humanos seguro que su conducta será mucho más dócil y tranquila ¿justifica eso que les mutilemos sus genitales? Por supuesto que no. Lo que a nosotros nos convenga no puede justificar violar los derechos de nadie. En eso consisten los derechos: son protecciones inalienables de cada individuo y sus intereses, que no se pueden vulnerar para el beneficio o la conveniencia de otros.

Los argumentos que se utilizan para intentar justificar la mutilación genital de animales no humanos demuestran lo arraigado de nuestros prejuicios especistas.

  • LA ESTERILIZACIÓN NO SOLUCIONA EL PROBLEMA

Tengo que cuestionar totalmente que las esterilizaciones forzosas estén "ayudando" en algo a solucionar el problema que hemos causado a los demás animales.  Entiendo que además de ser inmorales —porque implican utilizar a alguien sin su consentimiento y sin una justificación basada en sus propios intereses— estas medidas no resuelven el problema que pretenden afrontar porque la gran mayoría de la gente sigue explotando a los no-humanos como esclavos de compañía. Estas cuestionables medidas sólo están actuando superficialmente sobre los síntomas del problema y no sobre la raíz que lo provoca.

Por muchos animales que sean esterilizados, esto no va a evitar que los humanos sigan criando, vendiendo, comprando y abandonando a los animales no humanos. Por tanto, se trata de una medida que además es inútil e inefectiva de cara a solucionar el problema del especismo y la explotación de los animales nohumanos. Castrar a miles de animales no impedirá que otros tantos miles sean criados para reemplazarlos. Es la demanda especista lo que permite que millones de ellos sigan siendo criados, vendidos, comprados, abandonados y asesinados cada día.

Estoy de acuerdo en que no debemos traer más animales no humanos al mundo y evitar que se reproduzcan los que existen por nuestras acciones, para así evitar que se perpetúe nuestro ciclo de dominación que hemos ejercido sobre ellos. Pero esto se debe hacer sin violar sus derechos. Evitar que se reproduzcan no justifica matarlos ni mutilarlos.

Además, si no me equivoco, en las ciudades, y otras poblaciones constituidos por humanos, no solamente hay perros y gatos sino también ratas, palomas, insectos y otros nohumanos que también se ven afectados y perjudicados por la intervención humana. Sin embargo, en cualquier iniciativa proteccionista sólo oigo hablar de perros y/o gatos. 

Es decir: no sólo hay un prejuicio especista generalizado en la sociedad, sino también, y de manera muy clara, dentro del propio ámbito animalista.

Es un hecho habitual comprobar que perros y gatos —y a veces también otros no humanos— están perdidos o vagabundeando por las calles debido a que los humanos los abandonan, después de haber fomentado o permitido su nacimiento. Sin embargo, los partidarios de la esterilización forzosa insisten en afirmar que castrando a los no-humanos abandonados y que viven en las calles se evitan estos sucesos, cuando eso no lo evita en absoluto. 

La gente seguirá sistemáticamente criando, vendiendo, comprando y abandonando a los animales no humanos mientras los sigan considerando como objetos y recursos para los humanos.

A mi modo de ver, sólo alguien que no se haya parado a reflexionar sensatamente sobre este asunto, o que esté completamente cegado por los prejuicios, puede creer en verdad que la esterilización forzosa soluciona en algo este problema. Esto no soluciona nada y parece una simple excusa para justificar la práctica de mutilar de sus cuerpos, igual que en otros países se alegan excusas falsas para mutilar genitalmente a las mujeres.

Por tanto, la esterilización forzosa de otros animales no solamente es una mutilación de su cuerpo —una vulneración injustificada de su integridad física— sino que además es una medida inútil para remediar las causas que originan todos estos problemas que afectan a los demás animales. 

La esterilización forzosa no impide el comercio, ni el abandono, ni tampoco evita en absoluto las enfermedades o lesiones que puedan sufrir los animales abandonados en la calle. Ese tipo de medidas no hacen nada por actuar sobre la causa y sólo inciden sobre la superficie del problema sin apenas alterarlo.

Creer que esterilizando a cien, a mil o a cien mil gatos y/o perros vamos a solucionar toda esta situación que hemos provocado los humanos es tan absurdo como creer que esterilizando a cien, mil o cien mil cerdos, vacas y pollos vamos a conseguir que dejen de haber mataderos y explotación animal. Es una fantasía.

Mientras la gente siga siendo especista se va a seguir criando, comerciando y abandonando masivamente a los animales no humanos, sin importar para nada que algunos empeñen en esterilizar a unos cuantos animales que no tienen culpa de nada.


  • LA ÚNICA SOLUCIÓN ÉTICA Y EFECTIVA: VEGANISMO

Hay una sola forma directa, eficaz y ética de evitar que los demás animales sigan siendo explotados y perjudicados por nosotros: promover el veganismo

Solamente concienciando a la gente para que comprenda la injusticia que es el especismo podremos cambiar su forma de pensar y de actuar.

Lo que está ocurriendo ahora con los demás animales es consecuencia directa de la mentalidad especista. Si cambiamos esa mentalidad, entonces erradicaremos la raíz del problema, y con ella todas sus nefastas consecuencias.


Ahora bien, la sociedad no va a dejar de ser especista por arte de magia, sino solamente gracias al trabajo educativo de los activistas. Así es como se ha conseguido que la gente dejara de aceptar el racismo, el sexismo, y la homofobia. El especismo es un prejuicio si cabe mucho más arraigado todavía y requiere un gran esfuerzo educacional para lograr erradicarlo. Aquí es donde deberíamos centrar nuestro tiempo, si queremos un cambio real que salve a todos los animales por igual.

La pregunta es ¿qué estamos haciendo a este respecto? ¿Qué estamos haciendo realmente para eliminar el prejuicio del especismo? Porque si lo que hacemos es limitarnos a adoptar y esterilizar a algunos nohumanos, y cuidarlos, entonces no estamos haciendo absolutamente nada de cara al problema del especismo. Más bien lo estaríamos fomentando.

Podemos evitar que los demás animales sigan siendo explotados y asesinados. Podemos si concentramos nuestros esfuerzos en el activismo educacional. Pero si gastamos tiempo, energía y dinero en otras actividades distintas, entonces estamos ayudando a perpetuar la actual situación. Así no estamos actuando sobre la causa que origina los conflictos y los problemas.

Cada persona que conseguimos que rechace el especismo y elija el veganismo es un paso más hacia la abolición de la injusticia. Cuantos más nos dediquemos a la educación vegana, mayor número de personas tomarán el mismo camino. Y eso consigue ya ahora dos cosas: reducir el número de víctimas y ampliar una base social que permita eliminar progresivamente el especismo y la explotación animal

La raíz del problema está en lo que nosotros los humanos estamos haciendo, no en lo que hacen los otros animales. Ellos son las víctimas, y no deberían pagar por nuestros errores. Alterar o destruir sus genitales es una mutilación y una violación de su derecho a la integridad física.

El problema es que la gente sigue criando, comprando, vendiendo y abandonando a los nohumanos esclavizados. Ese problema no se va a solucionar mutilando a las víctimas. La única solución está en erradicar el prejuicio el especismo que dice que los demás animales son seres inferiores que existen para nuestro uso y beneficio. No cabe duda de que las personas que practican la esterilización forsosa incurren en este prejuicio.

Los demás animales merecen el mismo respeto que deseamos para nosotros mismos. Y si queremos evitar que los humanos sigamos esclavizando y perjudicando a otros animales, la solución no está en mutilar a las víctimas del especismo, sino en concienciar a la gente para que deje de utilizar a los demás animales. Por tanto, deberíamos enfocar nuestros esfuerzos en informar, concienciar y educar a la gente para que deje de ser especista y de utilizar a los demás animales.

Lo mejor que podemos hacer hoy, ahora, por todos los animales que son víctimas el especismo es promover la educación vegana y ayudar a que la gente deje de ver a los demás animales como seres inferiores que existen como medios para nuestros fines. Esto es lo único que de verdad va a evitar víctimas y abolir la explotación de los nohumanos.

Aparte de la difusión del veganismo, también podemos adoptar y cuidar de animales que hayan sido víctimas de agresiones humana.

No hay ningún problema moral en el hecho mismo de adoptar y cuidar a aquellos nohumanos que han sido traídos al mundo por la intervención humana. Aquellos que han nacido debido a que nosotros hemos provocado que nacieran. 


Sin embargo, lo que no está justificado es que utilicemos a otros animales como "compañía", para que nos proporcionen un beneficio a nosotros. Ellos no existen para servirnos, ni pueden dar su consentimiento, así que utilizarlos para nuestros fines es siempre inmoral. Lo que debemos hacer es dejar de utilizarlos, igual que tampoco explotamos a los niños para nuestro beneficio —o al menos no deberíamos hacerlo. Criar animales no humanos es una forma de  explotación animal.

Tampoco veo nada reprobable en el hecho mismo de rescatar animales abandonados en las calles. El problema sólo está en si esa acción conlleva que perjudiquemos directamente a otros. Si rescatar a alguien implica que dañemos a otros entonces no es una acción aceptable. Y en esto incluyo fomentar las adopciones entre personas que no son veganas. Esto último supone fomentar la explotación de millones de animales inocentes que serán asesinados para alimentar a estas otras víctimas de la opresión especista. La mera existencia de un mal no justifica cometer otro mal similar.

  • CONCLUSIÓN

No hay ninguna razón que justifique moralmente que esterilicemos/castremos rutinariamente a otros animales. No habría diferencia moral entre esterilización y castración. Cualquier injerencia en la integridad física de otra persona que esté bajo nuestra tutela —niños o animales no humanos— sólo está justificada por estrictas razones médicas, cuando no existe otra forma de evitar que alguna enfermedad o lesión atente directamente contra su salud. Quitarle a alguien sus genitales —o cualquier parte del cuerpo— sin una justificación médica suficiente es mutilar. Igual que se si le arrancara un ojo o una oreja o una pierna. ¿Por qué tienen que ser mutilados cuando la culpa de lo que ocurre no es suya sino de los seres humanos?

Las esterilizaciones no solucionan de ningún modo el problema de que los animales nohumanos sean criados, vendidos, comprados, abandonados y asesinados por los humanos. No sólo es una violación sus derechos, sino que además es también una medida inútil. Los abusos, las agresiones, los abandonos, y toda la violencia en general contra los demás animales, se produce como consecuencia de una mentalidad que considera a los animales nohumanos como seres inferiores que existen para servir a los humanos. De la misma manera que la violencia contra las mujeres tiene su causa en una mentalidad machista. Mientras esa mentalidad no sea desafiada y erradicada, sus consecuencias no dejarán de producirse.

El problema se soluciona dejando de utilizar a los demás animales para nuestros fines; es decir, dejando de criarlos, comprarlos, venderlos, abandonarlos. Pero para que esto ocurra hay que concienciar y educar a la gente en el veganismo. No existe ninguna otra forma efectiva de solucionar el problema. Si queremos evitar que los demás animales sigan siendo explotados, tenemos que centrar nuestros esfuerzos en concienciar a la sociedad sobre la injusticia del especismo. La educación vegana es la única vía hacia una nueva mentalidad y forma de actuar que deje de discriminar a los animales nohumanos de nuestra consideración moral.


NOTA (29 de julio de 2014):

Como ya señalaba al comienzo de este ensayo, los partidarios y defensores de la mutilación genital recurren habitualmente al insulto y la amenaza, y desde que publiqué este artículo los ataques personales se han ido repitiendo e incrementando periódicamente. Aquí pongo un ejemplo representativo:


También me envían imágenes de testículos seccionados supongo que con intención de intimidarme y de burlarse de sus víctimas.

Mi labor como activista incluye, entre otras cosas, el pensar, analizar y criticar todo aquello que sea relevante respecto la cuestión de los Derechos Animales. Y así lo seguiré haciendo sin importarme que por ello pretendan amenazarme o agredirme.