30 de enero de 2011

El vegetarianismo es un error




En esta me gustaría aclarar algunas puntos que considero de especial relevancia acerca de la diferencia entre vegetarianismo y veganismo.

A pesar de lo que algunas personas creen, e insisten en difundir, una dieta vegetariana no es una dieta que excluya todo tipo de alimentos procedentes de animales. Porque una dieta vegetariana acepta expresamente el consumo de productos de origen animal como los lácteos, los huevos y la miel.

Así aparece definido en la propia página de la Unión Vegetariana Internacional
«La definición original de vegetariano era ´con o sin productos lácteos o huevos´ y esta es la definición que utiliza hoy en día la Sociedad Vegetariana.» 
El término vegetariano, correctamente aplicado, se refiere exclusivamente a aquel ser humano que excluye de su dieta el consumo de cadáveres de animales, pero que acepta el consumo de secreciones: huevos, lácteos, o miel. 

Esa es la definición que se estableció en el año 1847, cuando se inventó el término, y se fundó la Vegetarian Society, y es es la definición que actualmente sigue vigente.

Además, cualquiera que tenga algo de experiencia en este tema sabrá que mayoritariamente los vegetarianos consumen lácteos y/o huevos. Lo de la miel se da por supuesto.

En todas las webs, organizaciones, revistas, y demás, que sean vegetarianas a lo largo del mundo se podrán comprobar que incluyen lácteos, huevos, miel y otros derivados de animales. Se pueden encontrar fácilmente decenas, por no decir cientos, de enlaces a páginas vegetarianas con productos animales. Eso sí, va a ser difícil encontrar una que no los incluya.

Sin ir más lejos, la propia Unión Vegetariana Internacional promueve el consumo de animales:

«Buenas fuentes de proteína para los vegetarianos incluyen los frutos secos y semillas, los productos de soja (tofú, leche de soja, y la Proteína Vegetal Texturizada [TVP]), los cereales (trigo, avena, y arroz), huevos de gallinas de corral y algunos productos lácteos (leche, queso y yogurt).»
En realidad, no hay ningún vegetariano que no consuma productos de origen animal en su alimentación. Lo que sí hay son, por ejemplo, veganos que dicen que su dieta es vegetariana por desconocimiento de los hechos, y porque desean que el vegetarianismo estuviera libre de productos animales. Pero esto no es así. Y los deseos no pueden suplantar a la realidad. 

Esta incoherencia esencial del vegetarianismo, al no darle la misma importancia a la carne que a los demás productos animales, fue el motivo que dio comienzo del veganismo. Así nos lo relata Donald Watson en el primer boletín de la Vegan Society:
«Los recientes artículos y cartas en "The Vegetarian Messenger" acerca de la cuestión del consumo de productos lácteos han puesto de manifiesto la innegable evidencia de que la producción de dichos alimentos implica crueldad y explotación de la vida sintiente desarrollada. 
  
La excusa de que no es necesario matar para obtener productos lácteos ya no es sostenible por todos aquellos que conocen los métodos empleados en las granjas y la dura competencia que incluso los granjeros más humanitarios deben afrontar si quieren permanecer activos en el negocio.»
También considero asimismo muy importante señalar que el veganismo no es una dieta ni tampoco es un estilo de vida, como a veces se suele suponer de manera equivocada. El veganismo es un principio moral que se aplica en todos los ámbitos de la vida. Así fue la definición original, expuesta por Leslie Cross, y considero que es la que debería mantenerse.

Es habitual que el vegetarianismo esté enfocado en el tema de la salud, y en relación con esto me gustaría señalar que si promovemos un tipo de alimentación por los beneficios que tendría para la salud humana lo que haríamos sería reforzar la mentalidad especista que considera que la vida y la salud de los seres humanos que utilizan a otros animales es más importante que la de los animales que explotan. Esto promueve una mentalidad egoísta que ignora los intereses de los demás animales, y entiendo que eso es precisamente lo opuesto de lo que deberíamos hacer, si lo que pretendemos es ampliar el ámbito de consideración moral a todos los animales sin distinción de especie.

Es cierto que el vegetarianismo no obliga necesariamente a incluir siempre lácteos, huevos y miel. Sin embargo, el vegetarianismo acepta explícitamente el consumo de productos de origen animal como lácteos, huevos y miel, etc... Por lo tanto, es equivocado creer que el vegetarianismo es una dieta que excluye los productos de origen animal.

En efecto, la definición lo dice claramente: "puede incluir lácteos, huevos". Pero no sólo lácteos, huevos y miel sino cualquier producto que provenga de los animales mientras no anden de por medio sus cadáveres. 
Como señalaba Eva Batt ya en 1964: 
«Al contrario que los veganos, una gran parte de los vegetarianos se preocupan principalmente por su salud, y no ven nada malo en matar animales para producir cuero, queso, mantequilla, etc, con tal de que no tengan que comer los cadáveres.» 
Por otra parte, el veganismo no es un tipo de vegetarianismo, ni puede serlo. 

El vegetarianismo es un tipo de alimentación que solamente excluye de manera obligatoria la carne, los cadáveres de animales. El veganismo no es una dieta, por lo tanto no puede estar incluido dentro del vegetarianismo. Además, siendo el vegetarianismo una dieta que acepta expresamente el consumo de ciertos productos animales no puede ser en ningún caso compatible con el veganismo.

Un vegano no puede llevar una dieta vegetariana, puesto que una dieta vegetariana puede expresamente incluir productos que el veganismo rechaza radicalmente.

Teniendo en cuenta que el vegetarianismo acepta la explotación de los animales, y también en la práctica el vegetarianismo a menudo incluye productos de origen animal, resulta que el vegetarianismo es sinónimo de explotación animal, luego al promocionar el vegetarianismo se está promocionado la explotación de los animales.

Además, al contrario de lo que se suele creer, el vegetarianismo no es ningún paso necesario para llegar al veganismo. Se trata de otro tópico falso. El que muchos veganos lo hayan hecho así no significa absolutamente nada. La mayoría de ellos precisamente adoptaron el vegetarianismo por falta de información y por desconocimiento del veganismo. 

El veganismo se puede adoptar de manera progresiva, pero para ello no es necesario ni correcto señalar la carne como si fuera algo diferente, o peor, de otros productos de origen animal. Ni tampoco es necesario pasar previamente por el vegetarianismo. Pero lo que sí es necesario es entender que todos los animales merecemos el mismo respeto en tanto poseemos la capacidad de sentir. Una idea que debería estar reflejada en cualquier iniciativa de difusión del veganismo.

El vegetarianismo es una dieta que excluye los cadáveres de animales. Y nada más. En cambio, el veganismo es un principio moral que rechaza el utilizar a los animales como medios para nuestros fines. Aplicar ese principio en nuestra vida implica rechazar el consumo de cualquier producto de origen animal. Aplicando ese principio a nuestra dieta ésta estará basada exclusivamente en alimentos de origen vegetal.

Lo único que el veganismo tiene en común con el vegetarianismo es una dieta sin cadáveres. Nada más. El vegetarianismo explícitamente acepta y promueve el consumo de lácteos, huevos y otros productos de origen animal. 

Que los veganos nos llamemos de algún modo vegetarianos es inapropiado a todas luces. Sería igual de incorrecto que denominarnos jainistas debido a que la religión jainista prescribe una dieta sin cadáveres de animales. Pero los veganos no nos consideramos jainistas sólo por tener en ese punto en común con ellos. De hecho, el veganismo no tiene nada que ver con ninguna religión. El veganismo es un principio moral fundamentado en los hechos y en la lógica.

Debemos cambiar ideas erróneas, especialmente cuando por causa de esas ideas se dañan a otros. Una de esas ideas erróneas es creer que la carne (cadáver) es moralmente diferente de otros productos que provienen de la esclavitud y asesinato de los animales. Esa idea errónea es promovida activamente por el vegetarianismo. Tal y como explica el profesor Gary Francione:
«No hay una distinción coherente entre la carne y otros productos animales. Todos son lo mismo y no podemos justificar el consumo de ninguno de ellos.

Decir que ustedes no comen carne pero comen lácteos o huevos o lo que sea, o que ustedes no usan pieles pero usan cuero o lana, es como decir que comen carne de vacas manchadas pero no de vacas marrones; no tienen ningún sentido en absoluto. La supuesta “línea” entre la carne y cualquier otra cosa es sólo una fantasía –una distinción arbitraria hecha para permitir que cierta explotación sea segmentada y considerada como “mejor” o como moralmente aceptable.

No es una condena a los vegetarianos que no son veganos; es, sin embargo, un pedido para que ellos reconozcan que sus acciones no se ajustan al principio moral que afirman aceptar, y que todos los productos animales son el resultado de imponer sufrimiento y muerte a seres sintientes. No es una cuestión de juzgar a los individuos; es, sin embargo, una cuestión de juzgar las prácticas y las instituciones. Y eso es un componente necesario de la vida ética.»
Todos los productos de origen animal, ya sean carne, lácteos, huevos, lana, piel, o cualquier otro; y todas las actividades que impliquen utilizar animales no humanos como los circos, zoos, experimentos,... implican también que los intereses de los animales no humanos sean frustrados y supeditados, injustamente, a los intereses humanos.

Todos esos productos, y todas esas actividades, implican imponer explotación, sufrimiento y muerte sobre los animales sin más motivo que la tradición y el placer. Debemos rechazarlos todos igualmente y no hacer distinciones incoherentes, como, por ejemplo, la de creer y promover que la carne es peor que los lácteos, o que la matanza de focas en Canadá es peor que lo que ocurre en los mataderos a pocos kilómetros de nuestras casas.

Me gustaría finalizar con estas palabras del activista Bob Torres:
«Es hora de abandonar esa arcaica reliquia que es el vegetarianismo y dar el primer y más esencial paso para combatir el sistema que trata a los animales no como criaturas que pueden sentir, amar y pensar sino como máquinas de producción de las que obtener beneficio. Es hora de dar ese paso y hacerse vegano.»